¿Puede el nombre o el apellido de una persona configurar su personalidad, modelar su carácter? De ser esto posible... las mujeres llamadas Socorro serían doctoras de urgencias... las que se llamen Dolores... sufrirían de alguna dolencia toda su vida... y las Milagros... convertirían el agua en vino...
La vida es un continuo interrogante, una eterna duda... un largo “quizás”...
Yo puedo contaros el caso que conozco, en el que el apellido de mi madre, Luna, lo llevaron honrosamente varias personas parecidas... poetas, soñadores, bohemios, creativos, casi magos, personalidades bordeando la locura... esa locura que decían los antiguos que afectaba a los hijos de la Luna. Mi tío Marcial B. Luna es un delicioso representante de este tipo de lunáticos adorables. (...)