Madrid es no suicidarse por nada del mundo; primero, porque en Madrid no se tiene ganas de suicidios; después, porque su río no tiene agua y, por fin, porque sus pistolas son tan viejas que no se encuentran cápsulas para ellas ni en el Rastro.

Madrid es una discusión de dos horas, con anunciada visita al director de la Academia sobre si debe decirse "sablista" o "sablicista".

Madrid es un sitio precioso para que puedan vivir felices las almas en pena.
El ideal del madrileño es conservar mucho tiempo, sin que se caiga, la ceniza del cigarro que se está fumando, consiguiendo así la inmortalidad de lo efímero.

Madrid es oír gritar a una madre: "¡A ver si te pongo el culo como un tomate!".


Ramón Gómez de la Serna, "Descubrimiento de Madrid".