Soneto Crudo



Después de siete doce quince copas

de chela whiskey ron y harto tequila;

a casa la primera que te topas,

y llegas serpenteando como anguila


La noche es un inmenso terremoto,

que rompe en pedacitos tu cabeza.

La cama se convierte en maremoto;

despiertas y vomitas la cerveza


Y luego el pinche sol con su rayito.

Y tú, que no cerraste la cortina,

esperas que se largue ya la ruca.


Qué resaca, ¡mi madre!; estás bien frito,

y rezas en voz alta: virgencina,

por Ésta que no vuelvo a chupar nunca.